Las salas blancas son entornos controlados diseñados para mantener niveles muy bajos de partículas en suspensión, como polvo, microorganismos y vapores químicos. Son esenciales en industrias como la farmacéutica, biotecnológica, de fabricación de semiconductores y aeroespacial, donde la contaminación puede comprometer la calidad del producto y la seguridad del proceso. El uso de materiales compuestos en estas estructuras ofrece numerosas ventajas en términos de facilidad de limpieza, resistencia química y mecánica, control medioambiental y flexibilidad de diseño.